Sigo recibiendo comentarios de los padres de familia preocupados por el tema de la sexualidad de nuestros hijos.

Quizá ahora con esto del confinamiento salen menos de casa, pero se siguen relacionando –y qué bueno que así sea-, por las redes sociales, las apps, y en algunas partes ya, con las salidas a fiestas y reuniones.

¿Cómo puedo saber si mi hijo está tomando actitudes de riesgo?, me preguntó una mamá en un mensaje. Bueno, me parece a mí que estas actitudes, si bien son muchas, tienen la ventaja de que al menos la gran mayoría de ellas, son fáciles de detectar. Veamos:

1. Nunca hablamos, nunca me pregunta cosas, y si yo le pregunto, me responde con monosílabas: sí, no, ajá.

Esto nos indica que no estamos sabiendo abrir canales de comunicación y confianza con nuestros hijos, y sin duda, debemos trabajar en vencer esas barreras. Ya que esto nos aleja de nuestros hijos, de su mundo, de sus angustias y preocupaciones, pero también de sus gustos y sus placeres.

2. Amigos con actitudes de riesgo.

Todas las amigas de mi hija toman, algunas hasta drogas usan, lo bueno que mi Laurita no es así. Por eso la dejo salir con ellos”. Quizá podamos confiar en los valores, educación, comunicación que hemos inculcado en nuestros hijos, pero, en todo caso, frecuentando a esos amigos, sigue estando expuesta a cualquier cosa que suceda en ese entorno.

3. Correr el auto a gran velocidad.

No medir el peligro. No prever consecuencias. O, el típico pensamiento de “a mí no me va a pasar porque soy más listo, hábil, fuerte, lo que sea”. Y te he puesto el ejemplo del auto, pero aplica para el alcohol, para las aventuras, para las ocurrencias, para todo.

4. Descargar apps que dan demasiada información.

Recuerdo haber eliminado de mi celular una app (que no recuerdo ya cómo se llama ni sé si aún exista), donde uno podía transmitir en vivo y personas de todo el mundo, les conocieras o no, podían ver tu transmisión con solo buscar transmisiones en esa localidad, región, país o colonia. De pronto una vez, apareció un acosador. Revisé y me di cuenta que esa app, daba el dato exacto de mi ubicación. Y cuando yo mencioné que estaba tranquila en mi casa, transmitiendo, es que comenzaron los acosos. Esa persona que yo no sabía quién era, sabía perfectamente en qué calle y colonia vivía. Y al ser una figura pública, me convertí en alguien todavía más fácil de localizar. Imagino que debe haber muchas otras apps así de riesgosas, pero si a eso le sumamos lo que nuestros hijos pueden enviar por esas apps, el riesgo aumenta. Por lo que es importante alertarles de ello.

5. La rebeldía.

Una de las más frecuentes. Ahí debemos poner atención al entorno en el que se desenvuelven nuestros hijos. Y hablo del que tú les ofreces. De lo que viven en casa. Del ejemplo que les das. De sus emociones, sentimientos. De si se sienten amados, comprendidos, acompañados, protegidos, etc.

Cualquier cosa que te haga sospechar que tu hijo está adoptando actitudes de riesgo, será momento para la acción. No dela evasión.

Y recuerda, que “el mayor placer, te lo da el saber”.

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Sexóloga Sustantiva. Educadora, conferencista y activista de los derechos sexuales. Máster en Educación Sexual y Sexología. Universidad Alcalá de Henares. Madrid, España.

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