Cuando me hicieron esta pregunta, pensé: Su importancia radica en que ambas son fuentes de placer tan validas como cualquiera otra, y no debemos negarnos el derecho a disfrutarlas, si nos place.
Repito, “si nos place”. Esa sería la segunda parte de esta respuesta. La estimulación oral (conocida como sexo oral) y el masaje a genitales, que no es nuevo, al contrario; son placeres que están ahí, sobre la mesa. Si te apetecen los tomas, si no, no. Y si no te agradan, solamente habría que ver una de las dos siguientes opciones:
- ¿No te gustan porque realmente no te apetecen, no te atraen, no te seducen?
- ¿O es que tu mente está mal educada en relación al amplio abanico que es la sexualidad y los placeres, y tu crianza ha sido más bien carente de información sexológica y la poca que te dieron es errónea, moralista, restrictiva?
Enfatizo esto porque con más frecuencia de la que crees, escucho personas decir que alguna de estas dos fuentes de placer no les gusta, pero, cuando por alguna situación llegan a experimentarlas, regresan fascinados y fascinadas a contarme qué fue lo que sucedió que ahora es algo que disfrutan. ¿Qué sucedió? Que la creencia que ellos tenían en relación a estas dos fuentes de placer, fueron heredadas, no de ellos o ellas. Era lo que su madre, su padre, su abuelo, su abuela, sus maestros etcétera, creían (o creían creer) sobre ello, y al educarlos, al criarlos, les heredaron esas creencias. Y sucede exactamente lo mismo con cualquier fuente de placer que se salga de la norma, de “lo normal”, de lo “aceptable”, ya les he hablado anteriormente de ello.
De ahí la importancia de explorarnos, conocernos y reconocernos. No sin antes, abrir la mente.
¿Cómo se abre la mente? Con conocimiento. Con nada más que con conocimiento real con fundamento científico. Evitando las normas sociales y religiosas (aquello impuesto por las sociedades y las religiones). Evitando creer todo lo que nos dicen, sin pasarlo por la criba, sin pensar, sin averiguar. Y darlo por hecho o cierto solamente porque te lo dice una figura de autoridad (tu madre, tu padre, tu maestro, tu sacerdote), ellos también se equivocan y también pueden estar desinformados o con creencias limitantes y moralistas. Y es nuestra responsabilidad, y de nadie más, averiguar, indagar, querer saber si es verdad o no lo que me dicen que es. Hacerlo te ahorrará muchos dolores de cabeza y decepciones en tu vida sexual y erótica.
Y es ahí donde radica la importancia de estos placeres, y de otros muchos. Las fuentes de placer son infinitas. Y cuando accedo a esa fuente de placer que me gusta, me seduce, me atrae y la disfruto sin culpa, el aporte que esto hace a mi vida, es infinito, oro puro.
Darlo o recibirlo o incluso solamente verlo. Como sea. Pero los masajes y los estímulos orales son una expresión más, una fuente más, de la maravillosa, extensa y para muchos inexplorada, erótica.
Te mando besos, caricias y lengüetazos. Toma lo que quieras. Y recuerda, que “el mayor placer, te lo da el saber”.